Desde hace algunos años, hemos venido viendo el desarrollo de una interesante tecnología que está revolucionando al mundo: la impresión 3D. Esta consiste en equipos a los que se le “carga” el material que va a tener el producto a imprimir; por ejemplo: plástico y con la ayuda de un diseño en 3D hecho en una computadora, se lo obtiene. Funcionan principalmente con la ayuda de pequeñas boquillas por donde sale el material. Se han impreso desde pequeños modelos de monumentos famosos pasando por partes hechas a la medida de máquinas, casas y hasta prótesis que luego pueden ser utilizadas. Esta versátil tecnología va cada vez perfeccionándose y desde los últimos años, fue trasladada a la industria de los alimentos. Esto hace que cualquier producto alimenticio que tengamos en mente, pueda convertirse en una realidad. En la presente edición, les contamos de qué se trata y qué productos se han logrado “imprimir”.
La impresión 3D de alimentos está revolucionando a la industria de alimentos y bebidas. Al hablar de “impresión” de alimentos, hay que decir que se trata simplemente de un sistema para añadir los ingredientes de manera automática mediante unas boquillas muy finas que van depositando la mezcla extruida por capas. En la mayoría de los casos, es necesario que los productos sean horneados luego de ser “impresos” ya que todavía la mayoría de las máquinas no están diseñadas para realizar un proceso térmico. Sin embargo, existen algunas que, si lo están, como una impresora para hacer pancakes en donde se deposita la masa extruida en una placa caliente donde empieza a cocinarse. Dicha máquina se conoce como: “Pancake Bot” y permite que se hagan pancakes con cualquier forma; por ejemplo, la torre Eiffel (foto adjunta). Sin embargo, a pesar de que esta máquina es muy completa, si es necesario que alguien le gire manualmente para que se cocinen los dos lados como se realiza normalmente al preparar un pancake.
Esta tecnología está teniendo varios usos a nivel mundial. Primeramente, está siendo muy utilizada principalmente por chefs. En algunos países existen incluso restaurantes que “imprimen” sus alimentos. Por ejemplo, hay un restaurante en el Reino Unido llamado: “Food Ink”, en donde se sirven platos fabricados con esta tecnología e incluso el mobiliario de este es impreso. Este restaurante es un éxito y es una parada obligada de los turistas que pasan por Londres. Por otro lado, también está ganando popularidad el uso de las impresoras para hacer pasteles personalizados. Muchos pasteleros las utilizan principalmente para imprimir decoraciones comestibles. Finalmente, están las personas que necesitan alimentos de nutrición “personalizada”. Para este uso, las impresoras son ideales porque se puede realizar una fórmula especial para cada persona. Un ejemplo de esto está ocurriendo en una de las divisiones del ejército de los Estados Unidos que, ha empezado a utilizar impresoras 3D para crear barras nutricionales personalizadas para sus soldados de acuerdo con la dieta específica que requiere cada uno.
Como para todas las nuevas tecnologías disruptivas, las impresoras 3D de alimentos tienen sus pros y contras. Entre los beneficios está que es una tecnología “segura”. Esto quiere decir que los alimentos fabricados son seguros para su consumo y que es un gran recurso para mantener fórmulas o recetas de manera estándar ya que se conservarán las mismas así sean impresos en otros sitios. Otro de los grandes beneficios que tiene es que permite la “personalización” de los alimentos. Esta es una gran ventaja ya que faculta el tener gran precisión al preparar un producto. Esto se convierte en una importante utilidad en ciertos sitios como, por ejemplo, en los hospitales donde se requieren de dietas específicas para cada paciente. Por otro lado, están las desventajas. La primera es el tiempo que se requiere para imprimir un alimento. En muchos casos, puede ser más de media hora para un alimento que fabricado de la manera tradicional, se emplea menos tiempo. Adicionalmente, otra desventaja que tiene es el hecho de que se requiere de una pre o post cocción; lo cual, aumenta el tiempo. Finalmente está el costo. Las impresoras todavía son costosas, haciendo de la impresión de alimentos en 3D, un lujo.