Actualmente, los consumidores están interesados en dietas que les ayuden a mantenerse sanos y que puedan incluso ser un soporte para más adelante tener una mejor calidad de vida. Esto último puede ocurrir debido a que, si las personas mantienen un peso adecuado, corren menos riesgo de serias enfermedades como la diabetes y la obesidad; las cuales, afectan seriamente al día a día. Existen varias dietas; algunas restringen el consumo de grasas, otras de alimentos de origen animal e incluso algunas promueven el abstenerse de comer por un cierto número de horas durante el día. También hay dietas menos rigurosas que solo fomentan una alimentación equilibrada basada principalmente en el consumo de grasas saludables como el aceite de oliva y nueces en combinación con vino tinto y menos comida chatarra. Este es el caso de la popular: “Dieta Mediterránea”. Una de las dietas que ha venido llamando la atención y ganando muchos adeptos a nivel mundial, especialmente en países desarrollados, es la dieta “keto”. Es tan popular, que incluso la industria alimenticia, lanza constantemente productos que declaran ser compatibles con la misma. Dada su importancia actual, les contamos de qué se trata.
La dieta keto se basa principalmente en una reducción de los carbohidratos y un aumento de la ingesta de grasa y proteína. Sin embargo, no se trata de grasas que puedan hacer daño, sino de grasas buenas como la proveniente de las nueces y el aceite de oliva; para citar dos ejemplos. Según los creadores de la dieta, esto hace que el cuerpo empiece a obtener energía de las cetonas, un tipo de “gasolina” que produce el hígado de la grasa. A esto se le conoce como: “cetosis” (ketosis en inglés) y de allí proviene el nombre de la dieta. En una dieta de este tipo normalmente se obtiene las calorías de la siguiente manera: 20% proviene de las proteínas, 10% de carbohidratos y un 70% de la grasa. La pérdida de peso es a corto plazo ya que normalmente las personas que obtienen sus calorías de esta manera se mantienen satisfechas por más tiempo.
Los efectos de tipo de dieta han sido ampliamente estudiados. Se ha identificado algunos resultados beneficiosos y otros no tan positivos. Entre los beneficiosos está que se ha podido observar una rápida pérdida de peso, una reducción en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y aumentar el colesterol bueno. Según los expertos, esto no se debe propiamente por la reducción de carbohidratos, sino por la inclusión de alimentos de mejor calidad nutricional en la dieta. Por otro lado, al realizar esta dieta se puede obtener ciertas consecuencias consideradas como negativas. Por ejemplo, en personas que tienen diabetes podría darse una cetoacidosis. Esta es una condición en la cual el cuerpo se intoxica por la presencia de altos niveles de cetonas que podría resultar muy grave. Para prevenir esto, se requiere que personal médico supervise a una persona diabética cuando sigue esta dieta. Adicionalmente, según médicos de la Universidad de Chicago (EE. UU.), como no es una dieta sostenible en el tiempo, el peso que se pierde podría volverse a ganar de manera muy rápida. Finalmente, otro aspecto que debe considerarse es que muchas veces las personas cuando empiezan a cambiar su metabolismo pueden síntomas como problemas estomacales, cambios de humor e incluso mareos.