Desde los últimos años, la población a nivel mundial está buscando tener estilos de vida más saludables para evitar tener enfermedades graves como la diabetes y obesidad. Esto viene asociado principalmente al realizar deportes de todo tipo y, sobre todo, a tener una alimentación sana. La industria alimenticia, consciente de esta tendencia, lanza productos saludables todo el tiempo. Uno de ellos, son los cocteles bajos o sin alcohol. Estas bebidas, dirigidas a los consumidores conscientes de su salud, están ganando mucha popularidad en aquellos pertenecientes a la generación de los millenials y la generación Z a los que se les conoce como los “sober curious” (no se abstienen de consumir alcohol, pero quieren reducir su consumo). En esta edición del Info Codan, les mostramos de qué se tratan estas bebidas y cuáles son algunas cifras del mercado.
Las bebidas sin o bajas en alcohol pueden ser versiones de varias subcategorías. Éstas incluyen principalmente a las cervezas, vino y cocteles populares. Las últimas, son conocidas comúnmente como “mocktails” (viene de la combinación de la palabra “mock” de burla/falso y “cocktail”) ya que son imitaciones de estos. La idea es traer a casa la experiencia de estar en un bar; lo cual, ha cobrado gran importancia especialmente por la pandemia del Covid-19, donde ha habido muchas restricciones al funcionamiento de los bares. Ejemplos de mocktails incluyen al famoso Bloody Mary y el Gin Tonic sin/ bajos en alcohol.
Este tipo de bebidas tienen diferentes requisitos y/o características. Casi siempre vienen en empaques individuales como latas, botellas o cajas con el objetivo de ser convenientes y que puedan consumirse en cualquier sitio y hora. La mayoría son bajas en calorías y azúcar para ser atractivas a los que se preocupan por la salud. Para ello, se suelen emplear edulcorantes naturales como la stevia y el eritritol. Incluso, algunos usan alulosa, un edulcorante natural sin calorías y con un perfil similar al del azúcar. Generalmente, son fabricadas con concentrados de frutas, siropes, extractos de hierbas y condimentos y también agua carbonatada. Algunas veces tienen saborizantes que tratan de imitar el sabor de la bebida original e incluso usan sabores que están diseñados para imitar la sensación de quemazón que brinda el alcohol en la boca y garganta. En este contexto, es fundamental que éstas tengan un sabor bastante similar al original para ser aceptadas. Incluso, según datos de la agencia de inteligencia de mercados, Mintel, en países como el Reino Unido, un 65% de los consumidores encuestados opina que el vino bajo en alcohol sería más aceptado si tuviera un sabor igual al vino con alcohol. Para evitar aquel rechazo, la industria ha creado novedosos métodos de fermentación de una menor duración para evitar la formación de alcohol o eliminan el mismo presente en la bebida regular. Además, utiliza enmascaradores (sabores) que evitan la presencia de notas desagradables que son generadas en el proceso de elaboración.
De acuerdo con la distribuidora más grande de bebidas alcohólicas de los Estados Unidos, Breakthru Beverage Group LLC, el grupo de los millenials es el que compra más alcohol al compararse con otras generaciones. De estos, un 60% están en búsqueda de productos bajos en calorías, según la distribuidora. Es por ello, que los productos bajos o sin alcohol, gozan de gran popularidad dentro de ese grupo demográfico. Asímismo, según Mintel, hay un cresciente interés por bebidas sin o con bajo contenido de alcohol que tengan ingredientes con propiedades que contribuyan a su salud. De acuerdo con datos de la agencia, un 30% de los encuenstados en Polonia, estaría interesado en comprar cerveza con vitaminas y un 38% de los encuestados en Estados Unidos, quisiera ver bebidas espitituosas con declaraciones de beneficios para la salud.