Hasta hace poco se creía que todas las grasas eran malas para la salud. Sin embargo, gracias a los estudios realizados en los últimos años, se ha resaltado los diferentes tipos de grasas y su importancia para la salud. Como parte de una dieta saludable el cuerpo necesita grasas para producir energía y absorber vitaminas liposolubles.
Los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 son esenciales para una buena nutrición y el tipo de grasa en la dieta es tan importante como la cantidad que se debe consumir. Por lo tanto, no todas las grasas son malas; hace poco se creía que todas las grasas eran malas para la salud. Sin embargo, gracias a las investigaciones de las últimas décadas ahora se hace relevancia en los diferentes tipos de grasas y su rol en la salud.
Nuestro organismo necesita de las grasas, ya que ellas cumplen muchas funciones en el organismo: transporte de las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), formación de hormonas, proveen de ácidos grasos esenciales (que el organismo no las puede fabricar), mantienen las membranas celulares y ayudan en la transmisión nerviosa, entre otras. Algunos tipos de grasas promueven la salud (monoinsaturadas y poliinsaturadas como el Omega 3), mientras que otras aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y ciertos tipos de cáncer (trans). La clave es reemplazar las grasas malas por las buenas. En lugar de adoptar una dieta baja en grasas, es más importante concentrarse en comer grasas «buenas» beneficiosas y evitar las grasas «malas» dañinas. Es así como:
Grasas insaturadas “buenas”: grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, menor riesgo de enfermedad. Los alimentos ricos en grasas buenas incluyen aceites vegetales (como el de oliva, canola, girasol, soya y maíz), nueces, semillas y pescado.
Grasas “malas” (grasas trans): Aumentan el riesgo de enfermedades, incluso cuando se consumen en pequeñas cantidades. Los alimentos que contienen grasas trans se encuentran principalmente en alimentos procesados elaborados con grasas trans de aceite parcialmente hidrogenado.
Grasas Saturadas: A pesar de que no son tan dañinas como las grasas trans, tienen un impacto negativo en la salud y es mejor consumirlas con moderación. Los alimentos que contienen grandes cantidades de grasas saturadas incluyen carnes rojas, mantequilla, queso y helado. Algunas grasas de origen vegetal como el aceite de coco y el aceite de palma también son ricas en grasas saturadas. Al reducir el consumo de alimentos como la carne roja y la mantequilla, se puede reemplazar con pescado, frijoles, nueces y aceites saludables en lugar de carbohidratos refinados.
De acuerdo con Mintel (Agencia de Mercados, Londres) las tendencias sobre la industria de alimentos de grasas y aceites esta enfocada en los siguientes puntos:
Veganismo y conveniencia: El creciente interés en las dietas basadas en plantas está impulsando más productos con claims veganas y basadas en plantas. Y con más personas horneando debido al bloqueo relacionado con COVID-19, las marcas de mantequilla y aceite están poniendo un mayor enfoque de innovación en la conveniencia.
Naturalidad y beneficios nutricionales: El continuo interés de los consumidores por los alimentos menos procesados está impulsando la participación de las afirmaciones naturales en los lanzamientos de mantequillas, productos para untar y a ceites.
Declaraciones de propiedades dietéticas específicas y sostenibilidad: Las afirmaciones relacionadas con dietas especializadas (p. ej., sin gluten, paleo, veganas) son lanzamientos inspiradores en los sectores, pero la innovación en sabores sigue siendo un nicho. Los “claims ambientales y éticos” continúan ganando terreno en la actividad de lanzamiento.